Los países cierran sus fronteras y decretan cuarentenas de varias semanas en el contexto de la pandemia de COVID-19. La actividad económica empieza a caer. Los retailers cierran tiendas físicas, dejan de tener importantes ingresos, y hay despidos. Se reduce casi totalmente el trabajo informal. Las economías van a sufrir mucho y eso nos va a afectar a todos. Especialmente, a aquellos en los países más pobres y en donde el contagio no cese.
El ecommerce es de los pocos sectores que puede seguir funcionando con cierta regularidad y que tendrá un pico de consumo por la imposibilidad de comprar y vender por otros medios. Esto ya se empieza a ver en diferentes esfuerzos para abastecer la creciente demanda. Los grandes jugadores en logística y centros de distribución empiezan a contratar más personal, y las tiendas pasan personal de piso hacia áreas de venta online.
Pero no todo puede migrarse inmediatamente del mundo físico al mundo online. Será importante tomar decisiones poner foco en las áreas que más urgentemente necesitan suplirse. Es por esto que, por ejemplo, Amazon no está aceptando mucha mercadería de productos no esenciales. Estas decisiones basadas en la contingencia terminarán de marcar más fuerte los sectores en donde las ventas online crecerán y otros donde caerán.
Las industrias de retail que más consumo online están teniendo son Consumo masivo y Farmacia. Además, todo lo que es pequeños electrodomésticos, accesorios para oficina y hogar también están con buena demanda. De todos modos, si observamos las ventas totales de estas industrias, igualmente veremos decrecimiento.
El resto de las industrias no necesariamente verá un aumento de demanda, por más que maximicen sus operaciones de ecommerce. Con el presente en espera y el futuro incierto, rubros como Deporte, Moda, Electrónica y productos de alto ticket no son prioridad para los consumidores. Probablemente no vuelvan a serlo hasta que la situación se recupere.
El pronóstico para el futuro cercano parece indicar que pasarán algunos meses hasta que todo retome su curso. Este tiempo solo podremos pasarlo si nos ayudamos entre todos. Y en esto el ecommerce, como una de las pocas modalidades de comercio que seguirá funcionando, ciertamente tiene una responsabilidad. Serán fundamentales las posturas responsables para preservar a empleados y clientes, evitar el caos y, desde ya, la propagación del virus. Ejemplos de esto son medidas como la de los correos, al quitar la firma como protocolo de entrega del producto; o la de Amazon, al suspender cuentas de vendedores que subieron desmedidamente los precios para aprovecharse de la emergencia.
El COVID-19 no es una oportunidad para nadie, más bien es un problema para todos. El lugar de quienes trabajamos en ecommerce no es buscar un beneficio, sino contribuir desde el privilegio que tenemos al no tener que dejar de trabajar. Si logramos que la gente salga menos de casa e interactúe menos, ayudaremos a disminuir la tasa de contagio y esto pasará más rápido. Es responsabilidad de cada uno hacerse parte de que esto suceda.